La ilustración representa el espíritu de la fiesta entrando en los hogares del pueblo de Maó. La escena, unas baldosas hidráulicas típicas menorquinas, muy comunes en muchas casas de la ciudad de Maó, bañadas por la sombra del fabioler subido al burro, anunciando el inicio de las fiestas del pueblo, con su fabiol y tambor.